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Cómo educar para no volver a decir "Mi hijo no quiere comer”

nutricionpas

Actualizado: 8 dic 2023

¿Afrontas la hora de la comida como la hora de la batalla? ¿La alimentación infantil se basa simplemente en satisfacer el hambre? ¿Cómo podemos sembrar hábitos saludables desde la infancia?


Bebé con la cara en un pastel

La salud de nuestros pequeños es un tesoro invaluable que requiere nuestra atención y cuidado. La educación para la salud en la infancia sienta las bases para un estilo de vida saludable en la edad adulta. Así que, es fundamental plantear estrategias para educar a los pequeños desde las edades más tempranas.


Y ¡atención! Si has pensado “el tema de hoy no me interesa, porque no tengo hijos” permíteme que te diga que todos los miembros de nuestra sociedad —padres y madres, personal docente y sanitario, dirigentes gubernamentales, líderes religiosos, personalidades de la política, el mundo empresarial, la sociedad civil y los medios de comunicación— desempeñan un papel clave en el bienestar de la infancia. Y no lo digo yo, lo dicen las Naciones Unidas.


Así que como miembro de esta sociedad, y por el bien de las generaciones futuras, dedica unos minutos a leer este artículo.


¿Por qué dices "Mi hijo no quiere comer..."?


Esa afirmación recoge muchas realidades. "Mi hijo no quiere comer sea la hora que sea o el alimento que sea", quizás no tiene apetito porque no percibe las señales de hambre al estar distraída con otras actividades, o porque con el tiempo la hora de comer se ha convertido en un momento de tensión que intentan evitar. "Mi hijo no quiere comer lo que toca" porque prefiere otra cosa, y juega hasta conseguir lo que se propone. "Mi hijo no quiere comer porque ya se ha atiborrado de chuches, snacks o bebidas azucaradas y gaseosas" Ya está lleno, ya no tiene apetito para comer los alimentos nutritivos que realmente necesita para un desarrollo adecuado. Y podría continuar completando la frase con más ejemplos.


Como veis todo ello requiere educación, tanto de los adultos como de los menores.


El impacto de la educación para la salud en el futuro


La primera cuestión que debemos plantearnos es cómo la educación para la salud en la infancia puede moldear el bienestar a lo largo de la vida. La realidad es que los hábitos adquiridos en la infancia a menudo persisten en la edad adulta. Si instruimos a nuestros hijos sobre la importancia de una dieta equilibrada, la actividad física regular y otros aspectos fundamentales de la salud, les proporcionamos herramientas para tomar decisiones informadas en el futuro.


Pero está claro que las primeras enseñanzas educativas están relacionadas con la alimentación, qué deben comer, cuándo o cómo, es lo primero que se enseña a los pequeños.


Hay estudios que muestran que la nutrición prenatal materna y la nutrición del niño en los primeros 2 años de vida (1000 días) son factores cruciales en el desarrollo neurológico y la salud mental de un niño durante toda su vida. Los riesgos para la salud de niños y adultos, incluidas la obesidad, la hipertensión y la diabetes, pueden programarse según el estado nutricional durante este período.

Alimentación infantil: mucho más que satisfacer el hambre


La alimentación infantil va más allá de llenar estómagos hambrientos. Es un proceso fundamental que influye en el desarrollo físico y cognitivo de los niños.


La segunda cuestión que debemos abordar es si comprendemos completamente la profundidad de la alimentación infantil. Desde la importancia de los nutrientes clave hasta la diversificación de alimentos, educar a los padres y cuidadores sobre estas cuestiones puede marcar una diferencia significativa en la salud a largo plazo de los niños.


En 2002 la OMS actualizó sus recomendaciones sobre la alimentación durante el primer año de vida, al igual que hizo la EFSA en 2019, siendo lactancia materna exclusiva y a demanda desde la primera hora de vida y hasta los 6 meses e introduciendo de forma combinada y a demanda con la lactancia, alimentación complementaria a partir de esa edad.


Esa introducción de casi todos los grupos de alimentos ya no debe seguir un orden establecido, pero se deben proporcionar los alimentos de uno en uno y dejando pasar 3 días como mínimo para detectar posibles alergias.


También debemos tener en cuenta las raciones, que deben ser acordes a cada edad. Con poco les basta, deben aprender a conocer sus mecanismos de hambre-saciedad. Muchas veces la percepción de que mi hijo no quiere comer es del adulto, y no la realidad.


Y otra clave, que esta sí o sí afecta a toda la sociedad: Como adultos debemos ofrecer solo alimentos que contribuyan a la salud del menor. No a la bollería, aunque sea casera, a los snacks fritos y/o salados y a alimentos con azúcares añadidos.


La educación alimentaria en esta franja de edad tiene el objetivo de conseguir, además de un buen estado nutricional, el aprendizaje de hábitos alimentarios saludables y sostenibles.


Cultivando hábitos saludables desde la infancia


La última pregunta que formulamos es cómo podemos cultivar hábitos saludables en nuestros pequeños desde una edad temprana. La respuesta es sencilla, con el ejemplo.


Convierte al bebé en un comensal más a la mesa, compartiendo los mismos alimentos, adaptando si es necesario la textura o la consistencia. Deja que coma con sus manos y experimente sabores y texturas. La comida no debe ser un acto de urgencia, de presión, o de castigo. Al contrario, debe ser un momento de compartir, en familia, agradable, y los cinco sentidos deben estar puestos en el acto de comer en sí.


Desde que son bebés, los niños aprenden a explorar y disfrutar de la alimentación. La educación alimentaria en esta etapa tiene como objetivo lograr un buen estado nutricional y enseñar hábitos alimentarios saludables y sostenibles. Un ambiente relajado durante las comidas, evitando distracciones como la televisión, fomenta prácticas alimentarias positivas y ofrece oportunidades de interacción social y desarrollo cognitivo. La actitud de la persona adulta en esta exploración debe ser de confianza, apoyo y disfrute, contribuyendo así al bienestar integral de los niños.


¿Te suena? Introduzcamos a los pequeños en el “mindfulness eating” desde el minuto uno. Eduquemos a “mindfulness babies”.


Celebrando el Día Mundial del Niño: "Para cada niño, ¡todos los derechos!"


Es fundamental recordar que el 20 de noviembre se celebró el Día Mundial del Niño, una oportunidad para crear conciencia sobre la importancia de proteger a todos los niños y niñas, asegurando su salud y educación sin importar su lugar de nacimiento o procedencia. Los niños son los más vulnerables a los problemas de la humanidad: cambio climático, educación, salud mental, discriminación.

Bajo el lema “para cada niño ¡todos los derechos!” Un año más, ONU y UNICEF hacen un llamamiento para escuchar su voz y construir un mundo mejor para ellos.


Pero en este mundo desarrollado, lleno de cosas materiales y de comodidades, en muchas ocasiones confundimos ese “derecho” al menor con darle todo cuanto quiera. Si quiere dulces, dulces; si quiere snacks y fritos, snacks y fritos; si elije comida por el juguete sin tener en cuenta el valor nutricional de esa comida, allá va el adulto comprando el menú con juguete en vez de elegir el menú más nutritivo para el menor. Y qué decir con las pantallas de la TV o del smartphone y el “me aburro”.


Dejemos de educar en el capricho y eduquemos en los valores. Dar valor a algunas conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor manera y a sentirse bien en el ambiente en que se encuentren. Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad y el respeto, son esenciales para un sano desarrollo de los niños y son enseñanzas que les permitirá tener una mejor salud emocional.


Estrategias para padres y educadores


En el camino hacia la construcción de un futuro más saludable para nuestros niños, es crucial proporcionar recursos y estrategias efectivas tanto para padres como para educadores. Los adultos debemos ser conscientes de la importancia de la educación para poder educar para la salud a los pequeños y lograr que sean adultos saludables.


Mía con niños en los campamentos de refugiados saharauis en Tindouf

P.D.: Dedicado a todos los pequeños que han tenido que sufrir las irresponsabilidades de los adultos. He tenido el honor de conocer, y crecer como persona a través de sus duras experiencias, a algunos menores cuyos padres perdieron la tutela por maltrato y alcoholismo, a hermanos separados en centros de acogida por el abandono de sus padres y familiares, a niños que viven en condiciones precarias en campos de refugiados dependiendo totalmente de la ayuda humanitaria por culpa de la guerra y de intereses políticos… Como niños, viven las consecuencias de las decisiones de los adultos y a eso sí que ¡No hay derecho!


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