¿No consigues perder esos kilos de más? ¿Pierdes peso pero vuelves a recuperarlo en poco tiempo? ¿Crees que un estilo de vida acelerado puede ser la causa?
Ya sé que vas a decir, ¿otra vez nos habla del estrés? Pues sí, porque estoy convencida que el ritmo de vida agitado de hoy en día, seas o no PAS, es la causa de muchos de nuestros pesares, y primero debemos tomar consciencia para encontrar la solución.
Como ya imaginarás, el sobrepeso y el estrés están estrechamente relacionados. Muchas personas experimentan un aumento en el peso corporal debido a los efectos del estrés, otras personas, justo el efecto contrario, pero en este artículo vamos a centrarnos en los kilos de más. La relación entre estos dos factores puede ser compleja, pero entenderla es crucial para mejorar la salud física y mental.
Cómo el estrés mueve la báscula
Para empezar, es importante comprender cómo el estrés puede llevar a un aumento de peso. Cuando una persona está bajo estrés, su cuerpo produce cortisol, también conocida como hormona del estrés. Aunque esta hormona es necesaria en pequeñas cantidades, activa mecanismos que nos ayudaría a salir huyendo ante un peligro, el exceso de cortisol puede causar problemas de salud.
El aumento de los niveles de azúcar en la sangre puede aumentar el apetito y hacer que una persona sienta más hambre, con apetencia a alimentos de alto contenido energético o alimentos poco saludables como una forma de hacer frente a la ansiedad.
El cortisol promueve la síntesis de glucosa hepática (se libera glucosa para tener energía suficiente para salir corriendo si estuviéramos en una situación de peligro) e inhibe la producción de insulina, lo que a su vez aumenta los niveles de azúcar en la sangre. El aumento de los niveles de azúcar en la sangre puede aumentar el apetito y hacer que una persona sienta más hambre, con apetencia a alimentos de alto contenido energético o alimentos poco saludables como una forma de hacer frente a la ansiedad. ¡Que levante la mano quien haya resuelto una situación estresante sentado frente a la tele engullendo una bolsa de patatas fritas tamaño XXL! Muchos no levantaréis la mano, porque el problema probablemente no se resolvió, pero ese tipo de atracón seguro que os suena (llámese patatas fritas, pipas o helado).
Además, el estrés puede afectar la calidad del sueño. Las personas que están estresadas a menudo tienen dificultades para conciliar el sueño o para dormir profundamente durante la noche. Esto puede llevar a la fatiga durante el día, lo que puede aumentar la probabilidad de comer en exceso o de tomar decisiones poco saludables en cuanto a la comida. ¿Te suena haber salido de fiesta por la noche y tener resopón, churros o llegar a casa arrasando con las sobras de la nevera? Compensamos la falta de un sueño reparador con más comida, y a esas horas seguro que las elecciones no son las más favorables.
También hay estudios que sugieren que el estrés puede afectar la forma en que el cuerpo almacena la grasa. El cuerpo tiene dos tipos principales de grasa: la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel, y la grasa visceral, que se encuentra alrededor de los órganos internos. La grasa visceral es más peligrosa para la salud, ya que se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes. Los estudios sugieren que el estrés puede hacer que el cuerpo almacene más grasa visceral.
El cuerpo tiene dos tipos principales de grasa: la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel, y la grasa visceral, que se encuentra alrededor de los órganos internos. La grasa visceral es más peligrosa para la salud, ya que se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes.
El sobrepeso puede a su vez causar estrés. Atención, atención, ¡otro círculo vicioso! Las personas con sobrepeso a menudo se enfrentan a discriminación y estigmatización, y lo peor es que en muchas ocasiones procede de nosotros mismos. Esto puede hacer que se sientan avergonzados y aislados socialmente, lo que puede aumentar el estrés. Acéptate y quiérete siempre, es el primer paso para conseguir tu objetivo, sea el que sea. Además, el sobrepeso puede causar problemas de salud, como la presión arterial alta, la diabetes y las enfermedades cardíacas, que pueden ser estresantes en sí mismas.
Si manejo el estrés puedo mejorar mi peso
Entonces, ¿cómo se puede manejar el estrés y prevenir el aumento de peso? Hay varias estrategias que pueden ser útiles.
Una de ellas es hacer ejercicio regularmente. El ejercicio es una excelente manera de reducir el estrés, mejorar el sueño y controlar el peso. El ejercicio también puede aumentar los niveles de endorfinas, lo que puede mejorar el estado de ánimo.
Otra estrategia útil es la meditación o la relajación. Estas técnicas pueden ayudar a reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño. La meditación y la relajación también pueden ayudar a las personas a tomar decisiones más saludables en cuanto a la comida y a controlar el impulso de comer en exceso.
También es importante hacer cambios en la alimentación. Las personas que están estresadas a menudo recurren a alimentos poco saludables, como la comida rápida o los alimentos procesados. Es importante tratar de hacer elecciones alimentarias más saludables y consumir alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros. Además, es importante controlar las porciones y evitar los atracones.
Otras estrategias para manejar el estrés pueden incluir la terapia cognitivo-conductual, el yoga, la acupuntura o la terapia de masajes. Estas técnicas pueden ayudar a las personas a manejar el estrés de manera efectiva y mejorar su bienestar emocional y físico.
En resumen, el sobrepeso y el estrés están interconectados y pueden afectar negativamente la salud física y mental de una persona. Es importante tomar medidas para controlar el estrés y prevenir el aumento de peso, como hacer ejercicio regularmente, practicar técnicas de relajación y hacer elecciones alimentarias saludables. Si el estrés y el sobrepeso están causando problemas significativos en la vida de una persona, puede ser útil buscar la ayuda de un profesional de la salud mental o un nutricionista para desarrollar un plan de manejo efectivo. Con el tiempo y el esfuerzo adecuados, es posible reducir el estrés y mantener un peso saludable.
P.D.: Dedicado a mi querida amiga (que cuando lea esta posdata se sentirá identificada), capaz de bajar al súper sea la hora que sea a por patatas fritas para pegarse un atracón. Y que seguro que se comprometerá solemnemente consigo misma a no volverlo a hacer por su salud y su autoestima al finalizar esta lectura ;)