¿Te has cuestionado por qué en la actualidad es más común encontrar personas que padecen alergias e intolerancias alimentarias? ¿Realmente está en aumento? ¿Es una moda o una tendencia?
Hace unos días, tras realizar una charla, me hicieron una pregunta sobre un tema que hoy os quiero compartir ¿a qué se debe el aumento de celiaquía? Y me lo decía una madre un tanto desesperada de no saber qué cocinar cuando la visitaba su hija en casa: “no toma gluten, ni fructosa y le siguen encontrando cosas, y yo ya no sé qué cocinar cuando viene a casa”.
¿Os suena esta situación? Seguro que conocéis a alguien con alergias o intolerancias alimentarias y sabéis el esfuerzo que supone restringir ciertos alimentos de la receta, evitar contaminación cruzada o encontrar un establecimiento adecuado donde tomar algo y hacer un poco de vida social con esa persona.
Se estima que 1 de cada 3 personas puede tener síntomas relacionados con intolerancias alimentarias.
Lo que alguna vez fueron casos aislados, hoy se han convertido en una realidad cotidiana. Cada vez hay más casos diagnosticados y aunque sí que es cierto que antes tampoco se disponía de pruebas específicas para detectar estas patologías, toda la información que ahora se tiene tampoco evita que siga en aumento. Se estima que 1 de cada 3 personas puede tener síntomas relacionados con intolerancias alimentarias.
El caso del gluten
Algunos expertos sugieren que la variedad predominante de trigo que consumimos en la actualidad puede contener más gluten que la que solían ingerir nuestros ancestros. El gluten, una proteína presente en el trigo, el centeno y la cebada, es conocido por desencadenar reacciones adversas en personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca (cuando no existe evidencia en las pruebas diagnósticas de celiaquía o alergia al trigo, pero la retirada del gluten de la dieta mejora los síntomas). La idea es que la manipulación genética y la hibridación del trigo a lo largo de los años han llevado a la creación de variedades de trigo con niveles de gluten más elevados, lo que podría contribuir a la prevalencia de las intolerancias modernas al gluten.
Por otro lado, también es importante considerar el aumento en la ingesta de productos que contienen gluten en nuestra dieta moderna. El gluten se encuentra en una amplia gama de alimentos procesados, desde pan y pasteles hasta salsas y aderezos. Esta mayor exposición al gluten ha llevado a un aumento en el diagnóstico de enfermedad celíaca, una afección autoinmune en la que el consumo de gluten desencadena una respuesta inmunológica adversa que daña el revestimiento del intestino delgado.
La combinación de una mayor ingesta de gluten y la presencia de variedades de trigo con niveles más altos de esta proteína puede estar contribuyendo al incremento de la enfermedad celíaca en la población.
Pero no solo el gluten es el causante de esta afectación del sistema inmune. ¿A qué se debe en general esa mayor incidencia de los casos?
La microbiota y su impacto en las alergias e intolerancias alimentarias
La microbiota es un tema que ha capturado la atención de la comunidad científica en los últimos años. La microbiota es una compleja red de microorganismos que residen en nuestro organismo, especialmente en nuestro sistema gastrointestinal. No son pocos, se cree que hay unos 100 billones de bacterias de unas mil especies distintas. Tenemos más bacterias en nuestro cuerpo que estrellas en el Universo. Esta comunidad invisible desempeña un papel fundamental en la orquestación de nuestro sistema inmunológico y en la descomposición de los alimentos que ingerimos.
Cuando la microbiota está en equilibrio, nuestro sistema inmunológico funciona como un reloj suizo, y nuestro sistema digestivo puede manejar una amplia variedad de alimentos sin protestar. No obstante, factores como el uso indiscriminado de antibióticos, una dieta empobrecida en fibra ( que sirve de alimento para esas bacterias) y la monotonía en la elección de alimentos pueden minar nuestra microbiota (disminuyendo la variedad de especies). En estos casos, nuestro sistema inmunológico puede reaccionar en exceso, desencadenando reacciones alérgicas o intolerancias alimentarias.
El exceso de higiene y su impacto en la salud
Otro elemento del enigma es nuestra relación en constante cambio con la higiene. Aunque mantener un ambiente limpio es crucial para evitar enfermedades, la obsesión con la limpieza puede tener consecuencias no deseadas. La exposición a un entorno excesivamente limpio y desinfectado puede reducir la exposición de nuestro sistema inmunológico a microorganismos beneficiosos que son fundamentales para su entrenamiento.
En un esfuerzo por proteger a nuestros hijos de los gérmenes, a menudo los mantenemos en ambientes asépticos, y más con los hábitos adquiridos tras la pandemia. La hipótesis de la higiene plantea la idea de que una exposición temprana a microorganismos es crucial para educar y fortalecer el sistema inmunológico, disminuyendo así el riesgo de alergias.
Antes de 1950 la principal causa de muerte era debido a enfermedades infecciosas, por lo que la limpieza y desinfección fue crucial para cambiar esa tendencia.
Contaminación ambiental
La creciente contaminación ambiental también desempeña un papel en este misterio en constante evolución. La exposición a contaminantes en el aire y productos químicos en nuestro entorno puede desencadenar respuestas alérgicas o intolerancias en algunas personas. Además, la contaminación del aire puede agravar los síntomas de las personas que ya padecen alergias. La mayor incidencia de alergias se da en las ciudades.
Los productos procesados y los aditivos
El incremento en el consumo de alimentos procesados y productos que contienen aditivos también está vinculado al aumento de las alergias e intolerancias. Estos productos suelen incluir ingredientes artificiales, conservantes y colorantes que pueden desencadenar reacciones adversas en algunas personas.
Además, las dietas ricas en alimentos procesados suelen ser deficientes en fibra y nutrientes esenciales, lo que puede contribuir a problemas gastrointestinales y al desequilibrio de la microbiota. Optar por una alimentación basada en alimentos frescos y naturales, más equilibrada y menos procesada, puede ayudar a disminuir el riesgo de desarrollar alergias e intolerancias.
Si deseamos abordar este enigma de salud en constante evolución, es esencial tomar medidas para fortalecer nuestra microbiota, reducir la obsesión con la limpieza, minimizar la exposición a la contaminación ambiental y optar por una dieta más natural y equilibrada.
La salud es un tesoro invaluable, y comprender las causas subyacentes de estos problemas nos ayudará a tomar decisiones informadas en nuestro camino hacia una vida más saludable y libre de complicaciones.
P.D.: Dedicado a todas las personas que tenemos alguna intolerancia o sensibilidad a alimentos, y a nuestros familiares que también “lo sufren en silencio”. Para que sigamos cuidándonos y mejorando nuestra salud pero liberándonos de esa etiqueta que nos identifica con la enfermedad.
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