¿Te has preguntado por qué las opciones más saludables son aquellas que se asemejan más a su forma original en la naturaleza? ¿Has notado cómo algunos productos alimenticios te mantienen enganchado y te alejan de una alimentación verdaderamente nutritiva? ¿Alguna vez has reflexionado sobre nuestra relación como especie con la naturaleza?
Hace poco una noticia me hizo reflexionar mucho sobre este tema ¿Seguisteis el caso de los 4 niños que sobrevivieron solos en la selva colombiana más de un mes? Me parece toda una proeza digna de admiración que una niña de tan solo 13 años guiara a sus tres hermanos para sobrevivir en semejantes circunstancias gracias a los conocimientos adquiridos en la Amazonia.
Espero no encontrarme en una situación similar, porque por desgracia, como muchos de nosotros, he sido entrenada para elegir productos de temporada en el mercado, leer etiquetas de los alimentos en las tiendas, y apenas sé identificar plantas, frutos y semillas silvestres de mi entorno.
El ser humano tiene una conexión innata con la naturaleza. Somos parte de ella y dependemos de sus recursos para sobrevivir y prosperar.
El ser humano tiene una conexión innata con la naturaleza. Somos parte de ella y dependemos de sus recursos para sobrevivir y prosperar. A lo largo de la historia, hemos evolucionado en armonía con nuestro entorno, aprovechando los elementos que nos ofrece para satisfacer nuestras necesidades básicas. Sin embargo, en la sociedad moderna, hemos perdido en gran medida esa conexión y nos hemos alejado de nuestra esencia natural. Y esa desconexión tiene consecuencias.
Conectando con los beneficios para la salud
Cuando nos apartamos de la naturaleza, nuestra salud física y mental puede verse afectada: sentir agotamiento, funcionar como autómatas desconectados de nuestra ser o percibir desánimo hagamos lo que hagamos. Está científicamente comprobado que pasar tiempo al aire libre, rodeados de árboles, plantas y espacios verdes, tiene efectos positivos en nuestra salud y bienestar. La naturaleza nos brinda un escape renovador, nos ayuda a relajarnos, aclarar nuestras mentes y recargar nuestras energías.
Yo elijo alimento natural
Además, la naturaleza nos proporciona alimentos frescos y nutritivos que nos ayudan a mantener una dieta saludable y llena de vitalidad.
En nuestra búsqueda de comodidad y conveniencia, nos hemos alejado de lo que realmente nos nutre. Nos hemos vuelto adictos a los alimentos procesados, llenos de ingredientes artificiales y aditivos que nos alejan cada vez más de nuestra esencia natural. ¿Alguna vez te has preguntado por qué las opciones más saludables son las que se parecen más a su forma original (natural)? Es simple: ¡esas son las opciones que realmente nos alimentan y nos hacen sentir bien!
Y ¿por qué esa adicción por las calorías vacías? Esos productos alimenticios tienen una alta palatabilidad, están diseñados de manera experta para estimular nuestros sentidos y activar ciertas áreas del cerebro relacionadas con el placer y la recompensa. Esto crea una sensación de satisfacción inmediata y nos impulsa a consumir más de esos alimentos.
El problema con los alimentos hiperpalatables radica en su composición. Los investigadores han diseñado tres categorías según la composición de grasas, azúcares y sodio para identificar este tipo de alimentos:
Más del 25% de calorías procedentes de grasas y con más del 0,30% de su peso en sodio.
Más del 20% de calorías procedentes de grasas y otro porcentaje superior al 20% de azúcares.
El 40% de calorías de carbohidratos y con más del 0,20% de su peso en sodio.
Están diseñados para intensificar los sabores y la textura, pero que carecen de los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo necesita, suelen ser altamente procesados y carecen de fibra dietética, lo que nos lleva a sentirnos menos saciados después de consumirlos. Como resultado, es más probable que nos excedamos en las porciones y consumamos más calorías de las que necesitamos, lo que puede llevar al aumento de peso y a problemas de salud a largo plazo, como la obesidad y enfermedades relacionadas.
Nuestro impacto en la naturaleza
Reconectar con la naturaleza también implica ser conscientes de nuestro impacto en el entorno. Es importante adoptar prácticas sostenibles, como reducir el consumo de plástico, apoyar la agricultura orgánica y cuidar de nuestros ecosistemas locales. Al hacerlo, no solo nos beneficiamos nosotros mismos, sino que también contribuimos a preservar la belleza y la diversidad de nuestro planeta para las futuras generaciones.
Retomemos la conexión y el sentido común
Ojalá retomemos nuestro sentido común, pero no solo el que hace referencia al modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas (esa es la definición según la R.A.E.). Esa generalidad ya se ha desvirtuado de la esencia. Hay una expresión reveladora para mi, uno de los principios fundamentales de la PNL, “el mapa no es el territorio”. Cada uno de nosotros vemos el territorio de distinta manera. El territorio es la realidad externa y objetiva, el mapa es la representación mental de esa realidad que percibimos, por lo tanto es interna y subjetiva. Por eso está el dicho que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Hallemos de nuevo ese sentido que nos haga percibir que todos somos uno y todo está conectado. Esa conexión, al igual que los árboles en el bosque, que se conectan por las raíces y se comunican entre sí por los micorizomas, o el bambú que florece al mismo tiempo (floración gregaria), independientemente de su ubicación geográfica o las condiciones climáticas en las que se encuentren.
“Quererse y cuidarse es, en esencia, instintivo. La dificultad radica en haber perdido la conexión con la naturaleza".
La naturaleza es nuestra aliada en este camino hacia una vida más saludable y plena. ¡Aprovecha tus vacaciones para conectar de nuevo con ella!
P.D.: Dedicado a todas las personas implicadas en el movimiento global Slow food que trabajan para que todo el mundo tenga acceso a una alimentación buena, limpia y justa, y en concreto para el proyecto que realiza con las comunidades indígenas en las que se encuentra el 80% de la biodiversidad del planeta.