¿Eres de los que todos los años ganas unos kilos para estas fechas? ¿Te propones no engordar pero no lo consigues? ¿No eres capaz de resistir a la tentación del sinfín de dulces navideños?
Cuando llega el puente de diciembre lo primero que me viene a la cabeza es la frase “ya están aquí…” que decía la niña protagonista de la película “Poltergeist" (1982) con las manos en la pantalla del televisor sin señal ¿Recordáis?
Pues sí, ¡ya están aquí! Ya llegó el maratón de eventos que se inician para estas fechas y culminan el 6 de enero: comidas o cenas de empresa, celebraciones extraoficiales con amigos, Nochebuena, Navidad, Sant Esteve (la incluyo porque en mi casa se celebra), Nochevieja, Año Nuevo, el día de Reyes... todo ello, con cantidades ingentes de comidas, dulces y bebidas.
Y, por si no fuera suficiente, añadimos calendarios de adviento con dulces o chocolates, lotes de empresa, bombones como detalle del vecino o caramelos del Cagatió (como se dice en Cataluña) o la Choca de Nadal (como se dice en mi pueblo), de Papá Noel o de Pajes reales que encontramos en eventos populares que ocupan la agenda local.
Con esta lista de comilonas programadas y normalizadas, lo que la mayoría de la sociedad da por hecho es "¡Cómo no! Engordar por Navidad" ¡Jou, jou, jou! Ya tenemos un personaje que nos inspira a ello.
Soy consciente de que detrás de todas estas tradiciones, hay AMOR. Queremos pasar tiempo y celebrar con los seres queridos, queremos cocinar las mejores recetas para entregar amor a través de la comida, queremos que los pequeños de la casa tengan ilusión y una infancia inolvidable… Aunque toque trabajar en esas fechas, siempre hay un guiño a ese amor por las tradiciones y a los recuerdos que nos evoca esa celebración. Da igual que sean reuniones multitudinarias o de pareja, pero alrededor de esos dulces y platos navideños siempre hay AMOR.
Y ahí lanzo mi reflexión: ¿cuidar de la salud no es la mayor muestra de amor que existe?
Veamos qué podemos hacer para seguir celebrando la NaVIDAd cuidando de la salud (la propia y la de los demás).
Consejos para cocineros y anfitriones
1. Ten en cuenta los ingredientes justos y necesarios para el número de comensales. Muchas veces nos venimos arriba comprando y preparando comida, y pretendemos que una persona sola sea capaz de comerse 7 platos completos de comida y beberse 3 botellas de alcohol ella sola. Si eres de los exagerados, pon unas cuántas fiambreras de regalo debajo del árbol, y que se lleven las sobras, pero no pretendas que lo ingieran todo de una sentada.
2. Incluye vegetales y frutas en el menú, ¡no dejes como única fuente de fibra las uvas de Nochevieja! Y asegúrate que haya siempre agua en la mesa, aunque ofrezcas otras bebidas a tus invitados.
3. Atención: si te dicen “ponme solo un cucharón”, pon solo un cucharón. No obligues que los comensales hagan una masterclass sobre cómo aprender a contar a estas alturas.
4. No uses frases victimistas o comprometedoras con tus invitados: “pruébalo, anda, con lo que me ha costado hacerlo”, “llevo tres horas en la cocina y no os lo coméis”, “tómate una copa, lo he comprado pensando en ti”. Entiende que cada uno conoce sus límites, y aunque no lo prueben, seguro que están igualmente agradecidos por el detalle y la amabilidad que has tenido. Al fin y al cabo, tú has comprado o cocinado porque te apetecía hacerlo.
5. Observa las señales: si ves que están apoyados en el respaldo de la silla y mueven la boca como “los peces en el río”, es que empiezan a estar llenos. Aunque tengas algo más preparado, guárdalo para otro día.
Para los invitados
1. Recuerda que no es una competición. A ver quién come más canelones, más ciruelas del pavo, quién bebe más copas de vino o quién prueba todos los dulces navideños. Y si escuchas en algún momento esa típica frase “¿a qué no hay huevos?” recuerda que no estamos en Pascua, que es Navidad.
2. Escucha a tu cuerpo y las señales de saciedad más que a los demás incitándote a comer o beber más, pon el foco en ti, pero tú, no los demás. Recuerda que nos alimentamos y bebemos para nutrirnos, para que nuestro cuerpo realice sus funciones adecuadamente, no para intoxicarnos o saturar nuestro sistema digestivo.
3. Si quieres probar todos los dulces, pero ves que son demasiados, puedes pedir amablemente llevarte un pequeño trozo para degustar en otro momento. No es necesario quedarte con las ganas o tener que comprarte un paquete entero para poderlo probar.
4. No es necesario excederse bebiendo alcohol para cantar Villancicos, se puede animar al grupo con una sesión de karaoke, hoy en día tenemos muchas opciones online.
5. No te alteres. El estrés altera la microbiota, y esta alteración también puede hacernos engordar. Si llegas tarde a casa de tu abuela, si no sabes que regalar a tus seres queridos, si no has encontrado lo que buscabas en la tienda o si no congenias con tu tío y te toca sentarte justo enfrente de él en la mesa, recuerda tomar tres respiraciones profundas. La respiración te ayuda a relajarte. Puedes leer más en mi artículo “cómo manejar tus emociones para mejorar tu salud digestiva”.
Demos la mejor versión de nosotros mismos, la que más se ama, la que más se respeta y la que más se cuida en estas fiestas navideñas
Cómo no engordar en Navidad, más consejos para todos
1. Muévete. Sube por las escaleras en vez de coger el ascensor, anda en vez de coger el coche o transporte público, haz deporte, aunque reduzcas en tiempo tu rutina.
2. Cada vez que tengas que elegir pregúntate “¿Esta es la opción más saludable?” Y es aplicable a todo, a qué comer/beber, cuánto comer/beber, cómo desplazarte… Si decides desde el AMOR (a ti y a los demás), es fácil tomar la decisión correcta.
3. Realiza comidas más ligeras entre eventos, incluye vegetales, fruta, fibra, agua e infusiones. Permite que tu organismo se reequilibre si te has excedido.
4. Dosifica. Los dulces navideños no caducan el 6 de enero, no tienes que comértelos todos antes de esa fecha, puedes tomar una pequeña porción a la semana o compartirlos con otras personas. Y si realmente no te conviene tomarlos, deshazte de ellos ¡mejor fuera que dentro!
5. Conecta con “la magia de la Navidad” y no me refiero a que veas el sorteo de la lotería. Conecta con esa vivencia o recuerdo que te hizo disfrutar de la Navidad, cuando eras niño, o con tus hijos… vivir la Navidad a través de los ojos de un niño hace que estas fechas sean mágicas de verdad y todos tenemos un niño interior.
Rompe con esa creencia de que ¡engordar en Navidad es normal! Olvídate de la operación bikini en cuanto pase enero… puedes cuidarte cada día sea la fecha que sea.
¿Cómo no engordar en Navidad? Dando la mejor versión de nosotros mismos, la que más se ama, la que más se respeta y la que más se cuida en estas fiestas navideñas que llegan en 3, 2, 1… ¡Ya!
P.D.: Dedicado a los "Grinch" de la familia, no en todas, pero en muchas hay alguno que siempre protesta de la Navidad. Son fechas con un gran impacto emocional y hay que respetar que no todo el mundo lo viva de la misma manera. Y en parte, entiendo esa parte anti-Navidad, si pienso en las compras obligadas, los regalos sin fundamento, los excesos de comida y los encuentros por compromiso, la parte más materialista de la Navidad. Así que ¡respeto y amor a todos vosotros!